
En este tiempo he estado dándole el uso y el “maltrato” suficiente para obtener un veredicto objetivo sobre este lanzamiento, eso sí, basado en la experiencia personal.
Mandriva 2011 ha supuesto un nuevo punto de partida, tanto para la compañía que la desarrolla como para la distribución en sí misma, esta vez no se trataba únicamente de una actualización de los paquetes incluidos, sino que la distribución ha sufrido una transformación cuya misión era devolverle el reconocimiento perdido en los últimos años. Y no se ha escatimado en esfuerzos para ello, a pesar de las turbulencias que han rodeado a Mandriva SA debido a su mala gestión económica. Al principio las noticias dadas por la nueva dirección de Mandriva respecto a la nueva versión, como el hecho de abandonar los drakes que habían dado tan buena reputación a la distribución, generaron algunas dudas en la comunidad, pero tras ese halo de secretismo que mantenía la compañía, empezaron a darse pasos que fueron haciendo mucho más interesante el desarrollo de Mandriva. El equipo francés puso la base, el brasileño construyó un escritorio sólido, y por último, los rusos de ROSA Labs le dieron el toque final.
La base
Mandriva 2011 se construye sobre una base totalmente renovada. El sistema de paquetes pasa a ser RPM5, un fork del RPM oficial que lo mejora con una mayor potencia y ciertas extensiones que permiten exprimirle todo el jugo, aparte de brindarle una velocidad nunca antes conocida. Y por supuesto es compatible con la rama oficial de RPM.
En el plano del arranque tenemos a Systemd, que nos brinda un arranque más rápido y más avanzado. Mandriva se convierte así en una de las primeras distribuciones en adoptarlo.
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